Radio: Cyborg, ¿Piensas en tu abuelita?
Cha Young-goon: Desde luego
R: No te sientes triste, ¿no?
Ch: No, claro que no
R: Ella también se pregunta por ti… (mientras Cha Young-goon acarícia un Mouse de computador) y por qué no has matado aún a los hombres de blanco. No sabe por qué no matas a los que se la llevaron y le llevas la dentadura.
Ch: Pero yo… no tengo suficiente energía. Este método de carga parece que tiene sus limitaciones.
R: Espero que no sea por compasión. Ya sabes que la compasión es el peor de los siete pecados capitales.
Ch: ¡No, de verdad! No es por compasión!
R: para que lo sepas los otros seis son estos...
Esta vez sí trataré de hablar de algo, algo en concreto con respecto a una película, una crítica si se quiere.
Pero ¿cómo parte una crítica?, según lo que he leído parte contando la trama de la película, diciendo los altos y bajos de la historia en sí, la narración, y finalmente los aspectos técnicos. La mía ya partió.
Esta película no es la mejor del director de Oldboy, pero no es mala, tiene una riqueza escondida, tiene romance, imaginación desbordante, humor, lágimas a discreción y algo que no se logra entender del todo, todos los referentes simbólicos que nos perdemos a lo largo del juego de la pantalla -porque lo que vemos jugar es la pantalla-: Los colores que se nos meten por todas partes, la luminosidad de una historia que nos hace llorar de tristeza a carcajadas; una tragedia con una iluminación en bellísimos colores. Y lo único que nos queda es permanecer en la oscuridad de la sala de cine cuando termina la película, porque la trama es tan iluminada (en sentido literal) que nos encandila incluso con todas las luces encendidas.
Pero dejémonos de necedades y vamos por el premio mayor: los temas del director...
A) La venganza: No está dentro de los pecados capitales, pero se relaciona con la Ira. Y aquí hay ira, resentimiento y… no alcanza para la venganza, está antes otra cosa, algo que se quedó entre Park y Cha Young-goon, tal vez la comunicación con los vasos, o el mecanismo que transforma la comida en energía eléctrica. Tal vez la venganza se enterró en un funeral en medio del bosque. ¿Otra vuelta de tuerca más?
B) El abandono: Todos fueron abandonados a su suerte, en medio de la carretera. Como si no quedara nada más que carretera. Esa es la suerte que tienen los personajes, esa es la suerte que tienen las tramas, esa es la lección que les enseña alguien que no conocemos -un narrador quizás?-esa es la luz al final del tunel, el recuperar u olvidar el abandono. Superar la
C) Soledad: los personajes están solos. La doctora está sola, Park está solo, el reloj en medio de la sala está solo, a Cha Young-goon la dejaron sola, pero conversa con el reloj o le pide consejo a la máquina expendedora.
Así las cosas, la película se desarrolla en una casa de reposo -manicomio-, donde los locos no están muy locos, parecen más víctimas de un stress mal cuidado. Están alienados, pero no tanto. Están encerrados, pero no tanto.
Pero ¿cómo parte una crítica?, según lo que he leído parte contando la trama de la película, diciendo los altos y bajos de la historia en sí, la narración, y finalmente los aspectos técnicos. La mía ya partió.
Esta película no es la mejor del director de Oldboy, pero no es mala, tiene una riqueza escondida, tiene romance, imaginación desbordante, humor, lágimas a discreción y algo que no se logra entender del todo, todos los referentes simbólicos que nos perdemos a lo largo del juego de la pantalla -porque lo que vemos jugar es la pantalla-: Los colores que se nos meten por todas partes, la luminosidad de una historia que nos hace llorar de tristeza a carcajadas; una tragedia con una iluminación en bellísimos colores. Y lo único que nos queda es permanecer en la oscuridad de la sala de cine cuando termina la película, porque la trama es tan iluminada (en sentido literal) que nos encandila incluso con todas las luces encendidas.
Pero dejémonos de necedades y vamos por el premio mayor: los temas del director...
A) La venganza: No está dentro de los pecados capitales, pero se relaciona con la Ira. Y aquí hay ira, resentimiento y… no alcanza para la venganza, está antes otra cosa, algo que se quedó entre Park y Cha Young-goon, tal vez la comunicación con los vasos, o el mecanismo que transforma la comida en energía eléctrica. Tal vez la venganza se enterró en un funeral en medio del bosque. ¿Otra vuelta de tuerca más?
B) El abandono: Todos fueron abandonados a su suerte, en medio de la carretera. Como si no quedara nada más que carretera. Esa es la suerte que tienen los personajes, esa es la suerte que tienen las tramas, esa es la lección que les enseña alguien que no conocemos -un narrador quizás?-esa es la luz al final del tunel, el recuperar u olvidar el abandono. Superar la
C) Soledad: los personajes están solos. La doctora está sola, Park está solo, el reloj en medio de la sala está solo, a Cha Young-goon la dejaron sola, pero conversa con el reloj o le pide consejo a la máquina expendedora.
Así las cosas, la película se desarrolla en una casa de reposo -manicomio-, donde los locos no están muy locos, parecen más víctimas de un stress mal cuidado. Están alienados, pero no tanto. Están encerrados, pero no tanto.
1 comentario:
La atmósfera semi mágica del sanatorio me recordó por momentos a la argentina “Hombre mirando al sudereste” y a la estadounidense “K-Pax”.
Estéticamente “Soy un ciborg” me pareció infinitamente superior, aunque no la mejor del director.
También es más poética y, como dices, quizá más difícil de comprender en toda su simbología.
Sin embargo, sí deja ese sabor de haber llorado a carcajadas, al obligarnos a hacernos de nuevo las preguntas esenciales, al no poder diferenciar del todo entre locos y sanos, al tener que re-aprender lo básico y humano: comer, amar, vivir en soledad, superar el abandono, aceptar la ira... Menos mal que hay ciborgs, extraterrestres y replicantes que aún lo sepan ;-)
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