Si uno va al hospital sin estar enfermo es para ver sufrimiento, va a ver sufrir a cada una de las personas que se encuentran ahí o, más bien dicho, a los pacientes, porque hace tiempo –o desde siempre- los médicos son la extremidad dormida de todos nosotros. Así las cosas me llama poderosamente la atención House.
Dr. House ¿Es la típica serie de médicos? En ella, sin duda, hay un grupo de trabajadores de un hospital que se ve relacionado de manera profesional y emocional, como una oficina en que el efectismo está a la orden del día: por los pasillos siempre hay gente llorando y triste; alguien se acaba de morir o está en emergencia; a otro le dan la extremaunción en silla de ruedas; mientras paralelamente la enfermera le cuenta al interno como cabalgó anoche sobre las ancas del oncólogo más prestigioso de Hawai. Bueno, así es la vida, mientras unos mueren otros cabalgan en doctores.
Esta serie, sin embargo, es menos sofísticada en la estructura de los capítulos. Sí, tenemos relaciones que van más allá de la temida médico-médico o médico-paciente y que se provocan de manera tangencial, por decirlo de algún modo, a la historia del capítulo.
Así, en cada uno de los episodios vemos a un médico que es un genio y a la vez un inadaptado social -por opción me atrevería a decir- (House); una directora de hospital que está como para MILF (Lisa Cuddy); un oncólogo como el mejor amigo de House (Wilson) y tres médicos que tratan de aprender como diagnosticar a enfermos de alta peligrosidad –digo, en peligro de muerte-. Estos tres médicos tienen algún historial al servicio de House cuando dejan el servicio activo (en cuerpo y alma, y puede que de esta última se mantengan atados platónicamente) y son reemplazados por cuatro o cinco médicos más. Aquí se supone, en este mismo sentido, que los pacientes no son los que mueren, no son los que sufren más que temporalmente; los casos se acaban al final del capítulo, cuando no tienen relación estrecha con el equipo médico.
Con estos antecedentes podemos iniciar un capítulo promedio con un paciente que está enfermo y nos distrae de quien, finalmente, será el grave paciente del genio –cuando no, ellos lo ponen grave-. House nunca recibe a su paciente de inmediato, a menos que lo descubra él mismo. El resto del capítulo es sencillo. Prueban soluciones a partir de una serie de exámenes, descartando o agregando síntomas o enfermedades; tratan al paciente por algo que no padece o lo llevan casi a la muerte, y justo en el momento final, nuestro doctor tiene una epifanía y los que van a morir, terminan saludándolo. El siguiente capítulo cambia la cara del enfermo y la enfermedad… aunque a veces se repite.
A través de las temporadas van cambiando los médicos que ayudan al médico que no necesita ayuda. A pesar de eso, en la temporada siguiente pasa casi lo mismo que en la temporada anterior, al menos en la forma. Si la rutina mata matrimonios y hay gente que decide sacarse de circulación por la misma razón –este último, muerto o no, suele llegar al hospital-, la serie no debería haber sobrevivido a la primera temporada, o si hubiese sobrevivido debería ser como cualquier otra serie de médicos.
Pero este es un diagnóstico meramente superficial, pongamos manos a la obra dejemos que brote la sangre, porque, finalmente, a quien la duele siempre todo no es a los pacientes, sino al doctor.
En conclusión, esta no es la forma de cualquier serie de médicos….Es House
-Tremenda cuña, no??-
Dr. House ¿Es la típica serie de médicos? En ella, sin duda, hay un grupo de trabajadores de un hospital que se ve relacionado de manera profesional y emocional, como una oficina en que el efectismo está a la orden del día: por los pasillos siempre hay gente llorando y triste; alguien se acaba de morir o está en emergencia; a otro le dan la extremaunción en silla de ruedas; mientras paralelamente la enfermera le cuenta al interno como cabalgó anoche sobre las ancas del oncólogo más prestigioso de Hawai. Bueno, así es la vida, mientras unos mueren otros cabalgan en doctores.
Esta serie, sin embargo, es menos sofísticada en la estructura de los capítulos. Sí, tenemos relaciones que van más allá de la temida médico-médico o médico-paciente y que se provocan de manera tangencial, por decirlo de algún modo, a la historia del capítulo.
Así, en cada uno de los episodios vemos a un médico que es un genio y a la vez un inadaptado social -por opción me atrevería a decir- (House); una directora de hospital que está como para MILF (Lisa Cuddy); un oncólogo como el mejor amigo de House (Wilson) y tres médicos que tratan de aprender como diagnosticar a enfermos de alta peligrosidad –digo, en peligro de muerte-. Estos tres médicos tienen algún historial al servicio de House cuando dejan el servicio activo (en cuerpo y alma, y puede que de esta última se mantengan atados platónicamente) y son reemplazados por cuatro o cinco médicos más. Aquí se supone, en este mismo sentido, que los pacientes no son los que mueren, no son los que sufren más que temporalmente; los casos se acaban al final del capítulo, cuando no tienen relación estrecha con el equipo médico.
Con estos antecedentes podemos iniciar un capítulo promedio con un paciente que está enfermo y nos distrae de quien, finalmente, será el grave paciente del genio –cuando no, ellos lo ponen grave-. House nunca recibe a su paciente de inmediato, a menos que lo descubra él mismo. El resto del capítulo es sencillo. Prueban soluciones a partir de una serie de exámenes, descartando o agregando síntomas o enfermedades; tratan al paciente por algo que no padece o lo llevan casi a la muerte, y justo en el momento final, nuestro doctor tiene una epifanía y los que van a morir, terminan saludándolo. El siguiente capítulo cambia la cara del enfermo y la enfermedad… aunque a veces se repite.
A través de las temporadas van cambiando los médicos que ayudan al médico que no necesita ayuda. A pesar de eso, en la temporada siguiente pasa casi lo mismo que en la temporada anterior, al menos en la forma. Si la rutina mata matrimonios y hay gente que decide sacarse de circulación por la misma razón –este último, muerto o no, suele llegar al hospital-, la serie no debería haber sobrevivido a la primera temporada, o si hubiese sobrevivido debería ser como cualquier otra serie de médicos.
Pero este es un diagnóstico meramente superficial, pongamos manos a la obra dejemos que brote la sangre, porque, finalmente, a quien la duele siempre todo no es a los pacientes, sino al doctor.
En conclusión, esta no es la forma de cualquier serie de médicos….Es House
-Tremenda cuña, no??-
Capítulo II: God, Part II
Don't believe the devil, don't believe the book
But the truth is not the same without the lies he made up
(…)
Don't believe them when they tell me there ain't no cure
The rich stay healthy the sick stay poor
God part II, U2
But the truth is not the same without the lies he made up
(…)
Don't believe them when they tell me there ain't no cure
The rich stay healthy the sick stay poor
God part II, U2
Quien ríe al último, ríe mejor, y House se ríe en casi todos los capítulos de todas las temporadas de la directora del hospital, de su mejor amigo, de sus alumnos ayudantes y de sus pacientes, pero no se ríe de él. House pena por los pasillos con el dolor de su pierna, que disimula muy bien con el bastón, excepto por las veces que lo vemos tomar el popular Vicodin. La pregunta que me he hecho siempre es si el Vicodin solo alivia el dolor o algo más. La respuesta la tenemos a la vista, ya que nuestro genio-doctor funciona en todos los aspectos: es eficiente en su trabajo; es soportado en sus relaciones laborales; es querido por sus pacientes –diría que ellos solo están agradecidos, pero me gusta como suena “querido”-; tiene putas a discreción cuando lo necesita; una ex-esposa que es una perra, según House; la directora del hospital está enamorada de él y tiene un mejor amigo que es a prueba de bromas pesadas y chistes malos, junto a una pierna que no lo deja en paz las 24 horas del día… Y salva pacientes!!!, ¿Qué más se puede pedir?
Todo indica que la serie no es una serie de médicos, es la serie de House, en la que el protagonista no necesita nada más para resolver los casos que el hospital, su bastón, el Vicodin y su pierna. Entonces ¿Por qué hay una faramalla de personajes y relaciones interpersonales? Quizás para mantener la serie –esa me parece la mejor respuesta-, pero también para indagar en el dolor del médico, en el dolor de la pierna de House –House’s leg-. Sin su pierna, este médico sería como cualquier otro buen médico, y no se hubiese hecho una serie acerca de él. Los pacientes yacen y se sanan por la pierna, y el genio ve reflejada esa extremidad en sus pacientes; la pierna es quien llevó a quienes fueron sus primeros ayudantes en la serie, ese mismo pedazo de carne fue quién se los quitó; esa parte del cuerpo fue la que mató a la novia de Wilson y la que probablemente haya matado a Kutner. Esa pierna fue la que finalmente lo llevó al psiquiátrico.
Los médicos tienen la facultad de la vida y la muerte, como mucha otra gente, no obstante, lo que los aleja un poco de todos quienes tienen esta facultad, es que ellos lo pactican día a día, lo que los lleva inexorablemente ante su destino: se creen más cerca de Dios. Definitivamente hay momentos en que House llega a ser algún tipo de divinidad o por lo menos un iluminado por la divinidad. Más bien, puede que la definición que mejor le calza es la de Héroe griego en constante Agón, enfrentado a una pierna, la misma que no está en su pasado más remoto y que lo espera en el futuro, lejano y cercano; la arrastrará por el resto de sus días, junto a su guitarra y su piano en casa, durmiendo por la noches en una cama individual con putas, con soberbia y con todo lo que eso implica y rodea.
Todo indica que la serie no es una serie de médicos, es la serie de House, en la que el protagonista no necesita nada más para resolver los casos que el hospital, su bastón, el Vicodin y su pierna. Entonces ¿Por qué hay una faramalla de personajes y relaciones interpersonales? Quizás para mantener la serie –esa me parece la mejor respuesta-, pero también para indagar en el dolor del médico, en el dolor de la pierna de House –House’s leg-. Sin su pierna, este médico sería como cualquier otro buen médico, y no se hubiese hecho una serie acerca de él. Los pacientes yacen y se sanan por la pierna, y el genio ve reflejada esa extremidad en sus pacientes; la pierna es quien llevó a quienes fueron sus primeros ayudantes en la serie, ese mismo pedazo de carne fue quién se los quitó; esa parte del cuerpo fue la que mató a la novia de Wilson y la que probablemente haya matado a Kutner. Esa pierna fue la que finalmente lo llevó al psiquiátrico.
Los médicos tienen la facultad de la vida y la muerte, como mucha otra gente, no obstante, lo que los aleja un poco de todos quienes tienen esta facultad, es que ellos lo pactican día a día, lo que los lleva inexorablemente ante su destino: se creen más cerca de Dios. Definitivamente hay momentos en que House llega a ser algún tipo de divinidad o por lo menos un iluminado por la divinidad. Más bien, puede que la definición que mejor le calza es la de Héroe griego en constante Agón, enfrentado a una pierna, la misma que no está en su pasado más remoto y que lo espera en el futuro, lejano y cercano; la arrastrará por el resto de sus días, junto a su guitarra y su piano en casa, durmiendo por la noches en una cama individual con putas, con soberbia y con todo lo que eso implica y rodea.
Bonus track: ¿A nadie le provoca la impresión de que House podría ser Chinaski?
- Doctor, me trajeron acá a la fuerza –dice Chinaski sin abrir los ojos-, por eso pudieron traerme. ¿Cuánto necesita para soltarme? –le dice a House mientras se busca la billetera.
House lo mira con el ceño fruncido.
-¿Quién le dijo que era médico?, además la billetera que busca se la llevó la mujer que lo trajo.
-Mierda.
-Sí. A las mujeres no suelo pagarles… mucho.
- Yo tampoco… Mentira… ¿Tiene un trago?
- No, no tomo cuando conduzco ni usted cuando tiene paros cardiacos.
- ¿Qué auto tiene?
- No tengo y mi moto ya no existe. En todo caso los dos son como las mujeres, cuando inviertes en ellas se mantienen bien, cuando no, nos montamos encima y nos matan. La tuya te robó y estuvo a punto de matarte.
- Sí, pero el corazón todavía me funciona.
- Pero hay cosas que ya no funcionan, y si sigue con esas líneas y mujeres, no te quedará mucho corazón. Además por hoy se queda internado, así dijo la enfermera.
- Qué mejor que morir con un poco de coca y una mujer encima
- Vivir para tener más mujeres encima y morir habiendo tenido muchas mujeres buenas y no pagar nada… o pagar poco. Disculpe a veces la sabiduría y algunos idiotas me cansan.
- ¿Mal día?
- No. Pacientes.