lunes, 28 de diciembre de 2009

Pasado de Revoluciones (Parte Prima)

Se acaba un año y como todo fin de año se empieza a hacer un recuento de las noticias más importantes, lo que ha sido historia; las muertes más importantes –pobre Michael, tiene más millones que antes, pero no lo sabe ni lo disfruta-; las películas más importantes; los discos del año; el artista del año. Si además de eso agregamos un final de década la cosa se hace imposible o se ponen números… los 10 más, los 50 más, los 100 más… pero los criterios nunca son parejos – y no tienen por qué serlos- y como en todo ranking hay cosas que quedan fuera.

Dentro de toda esta maraña de criterios, los rankings musicales, desde los que organizan el pop o el main stream hasta los más independientes, me han dejado anonadado porque la mayoría suele dejar fuera, en muchos casos, incluso aquello que deberían alabar.

En lo personal podría elaborar un ranking, definir criterios, establecer límites y sin duda aparecería alguien como yo que agregaría y quitaría cosas, que putearía el post… and so on. Así que solo trataré de dar un poco de relevancia vanguardista a un par de bandas y una solista que me volaron la cabeza por lo que ellos implicaron en la década pasada.


Dead can Dance

Ortega y Gasset proclamó hace casi un siglo que la novela había muerto. Lenny Kravitz y Marilyn Manson, entre tantos otros, le cantaron a la muerte del rock y Bowie que sigue escondido por ahí –o camaleonicamente encubierto-. Así las cosas, las renovaciones del rock van lento, y más allá de las bandas que toman elementos del pasado y los actualizan de diferentes maneras, o que hacen un revival bien hecho de décadas pasadas, cuesta encontrar sonidos que mezclen peras con manzanas y suenen bien.

En general en esta década hubo muchas bandas que lo hicieron muy bien en cuanto pequeños aportes y renovaciones, pero cuando se necesitó aire fresco en el Rock Pop, hubo en esta década dos bandas, entre muchas, que realizaron un giro nuevo en este espacio, y fueron Franz Ferdinand y The Arctic Monkeys.

Los primeros cambiaron la forma de bailar el rock, añadiendo a riffs potentes y marchas un toque dance a los temas. Aunque muchas veces antes se ha hecho algo parecido, el contraste entre las interpretaciones instrumentales y los cambios de ritmo o quiebres en las canciones llaman la atención.

The Arctic Monkeys (en la foto)podrían hacer entrar la velocidad del punk y lo duro de sus riffs a una disco, exagero claro, pero la velocidad un poco californiana, con un sonido muy inglés dejaron a mis oídos un poco perplejos.

Del otro lado del atlantico no puedo dejar de lado a Yeah Yeah Yeahs, entre otros, pero puede que aunque sean nuevos e interesantes, no plantean una incisión tan profunda en el main stream como los dos mencionados anteriormente, sino que plantean un giro en la música más bien independiente, desde mi perspectiva.


-Look inside your tiny mind-.

Me encanta, por otro lado, que la música en cuanto letra sea dura, ruda, potente, polémica y políticamente incorrecta, es lo que hace al rock y a la música popular lo que es hoy en día.

Lily Allen, de acuerdo a la estética musical y visual, debiese ser una solista nice & cute, inocentona, algo parecido a los inicios de Britney; sin embargo, la música de melodías dulces se mueve en dirección contraria a una letra tan sugerente como un recto a la quijada. Este contraste logra resaltar la letra, haciéndola más corrosiva que cualquier solista ruda, políticamente incorrecta.


Hoy me refresqué un poco con esta música del pasado. Puede que ellos sigan o sólo se hayan quedado atrás, lo importante es que mucho de lo que hicieron quedará más allá de estas letras u otras más.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Ya no importa Warhol.


Cuando conocí a Warhol estaba en el colegio, estaba viendo un documental acerca de él y tenía algo así como trece años. Hasta ahí me habían enseñado que si no lo había pintado Da Vinci o Raphael, que si no lo había esculpido Miguel Ángel no era nada apreciable en el arte y el arte era entendido como plástica… lo demás era literatura, danza, teatro, etc.

Lo que Warhol hacía, para la mayoría de mis profesores en esa época, eran idioteces, garabatos, cultura pop desechable, en suma galimatías de antología y sigue siendo así.

Hay que entender el contexto primero: yo estaba creciendo con profesores que se encontraban recién saliendo de –o tratando de quedarse en- la dictadura de Pinochet, que habían sido formados en ella y que en mucho casos, si no estaban de acuerdo con ella, por lo menos tenían que aparentar que estaban de acuerdo, y ahí el arte era el arte de lo clásico decimonónico, positivista, estructuralista, ojala de una escuela no muy Marxista.

Entonces crecí pensando que no se podía hacer nada más que no fuera un arte “oil on canvas”, y que todo en la pintura era repetir y repetir y repetir. No entendí a Warhol.

Hace años salí del colegio y entré a estudiar literatura. Ahí, entre otras hierbas leí “La deshumaniación del arte”, “El arte en la época de la reproductibilidad técnica”, “la angustia de las influencias”; escuché a la Velvet, a Bowie, mastiqué bien a The Beatles, el “Pet Sounds”, Sonic Youth, Pixies, y quise que alguno de los grandes dibujantes de Batman –como Jim Lee- hiciera un “oil on canvas” de Batman, que nadie más pudiera repetir: un original. En ese momento creí entender algo de Warhol. Creí entender a la culturar pop y que podía ser pop art, que el arte podía ser y era para las masas.

El arte puede ser un Rady Made como Duchamp, partiendo de materiales construidos, sin embargo Warhol lo lleva un nivel más allá, logrando que el diseño para las masas sea el arte, que la ironía sea pop…ular que se refleje la sociedad como un espejo que no refleja una masa de gente sino a toda la gente al mismo tiempo, a todos los consumidores de sopa “Campbell's”. Esta gente como masa, como sociedad, como ironía o como reflejo vivo se encuentra a través de un diseñador, de un gerente, de los dueños de un capital, de cultivadores, de químicos, que son consumidos por ellos mismos: “Campbell's”, “McDonald's”, “Wendy’s”, Batman, Britney, Radiohead, Nike, Sudáfrica 2010… y la vorágine artística podría seguir. Pero Warhol ya perdió el norte, porque ya conocen su truco y los diseñadores y las empresas juegan con él. Entonces, como ya dije, soñé lo opuesto, que alguien como Jim Lee hiciera un original de Batman y lo encontré, pero de otra manera, lo encontré en los grabados de Loro-Coirón y en algunas viñetas de Montt –sí, el mismo, Alberto Montt , en dosis diarias y solo ahí-.

El impacto de Loro-Coirón (Thierry Defert) fue colosal. Eran como comics, eran como el humor gráfico de los periódicos, con líneas simples, pero en grande, eran grabados, eran únicos e irrepetibles, pero tenían la forma de un comic que mostraba cómo era Valparaíso, como vive la gente ahí. Era una realidad animada, “oil on canvas” en la época de la reproductibilidad técnica. No es la deshumanización del arte, es la rehumanizazción de la caricatura: ya no exagera, no la imita, no la abstrae, la muestra como un espejo que solo deja pasar algo de lo que ve, como un lente que se enfoca como se debe enfocar para mostrar lo que quiere mostrar. Obtuso, puede ser, pero lleno de retratos verosímiles.

Por otro lado, y casi al contrario está Montt, aquel que con comics subidos a Internet nos hace reír casi todos los días con alguna viñeta interesante, con la sátira, la ironía, la burla, llevado a extremos brillantes: humor literal aburrido; humor negro descarnado; humor agudo y grave que a veces roza lo conceptual, que juega con ciertos límites de la palabra dicha como palabra-imagen sin tener letras –cuestiones semiológicas tan aburridas como este post- pero que van más allá a veces del simple divertimento. Sencillas, entendibles y reproducidas al infinito como las imágenes que de él dejo en este post.

Con esto, sin embargo, no pretendo canonizar a Loro ni a Alberto, sino que siento que se cumple el sueño del arte en la época de la reproductibilidad técnica, y más importante aún, sin “oil” ni “canvas”.


Una selección de Loro-Coirón en la Biblioteca Nacional (Santiago de Chile):









Una selección de Montt... Alberto Montt:


p.d.: las cuerdas de los instrumentos se fabricaban con tipas de animal hace un par de siglos atrás





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